viernes, 13 de diciembre de 2013

Disfrute de la feria

La feria se levanta con sus incontables luces. Rostros de todo tipo, color y sabor andan de aquí para allá y de allá para acá. Cuando voy a la feria procuro recorrerla completa. Mínimo pasar por éstos puntos: puestos de garapiñados; changarros de toda clase de chucherías, de toda clase de materiales; exposiciones (pequeño espacio dedicado a la expresión artesanal y artística); teatro popular, del pueblo para el resto; establo de animales de granja que comen todo el día y duermen cuando no; y por supuesto, algún puesto de comida (mi preferido es el de pizza).

La feria puede ser muy entretenida, aunque claro, hay que tener el ánimo para disfrutar de situaciones y momentos. Tal vez mirar a toda esa gente ir y venir causa un poco de malestar en algunas personas. ¡Son demasiadas realidades juntas! O puede ser que alguna angustia interior (de esas que con frecuencia nos asaltan a los caminantes de la clase media) impida la correcta apreciación ferial. Simple: puede suceder que el movimiento cause nauseas a alguno que otro amargado. Casi siempre cuando salgo de allí hay dos posibilidades de sentir: el malestar de las realidades encontradas o el desgaste mental.

A pesar de que me voy de ese lugar con no muy buen talante, la mayoría de las ocasiones cuando asisto a la Feria Anual de Todos los Santos (en Colima, por supuesto), cada vez la espero con cierta emoción, alegría o gusto. Al volver a casa mi estado anímico es negativo. Este año fue lo mismo como todos los anteriores desde que tengo memoria: esperé con entusiasmo la llegada de la feria y salí de ésta cabizbaja.

Aun así creo que de algo ha servido ir año con año. En la feria se entrelazan cientos de vidas y formas distintas. Es una expresión popular, la más grande del estado, donde se puede salir de la rutina. Tal vez ese es el problema: solo en la feria se puede salir del hartazgo del día a día. Muchas veces mi energía se va en ese intento.

Es un sitio extraño de poca durabilidad donde se conjuntan las ramas del bosque cultural colimense, quizá no todas pero sí una gran parte. El abandono que la ciudad me ha brindado desde que nací puede ser la razón de mi malestar al asistir a su expresión popular más esperada.

Mi energía ha sido absorbida éste año, lo siento mucho.

Por Aouda Frog