Juntos
de la mano andaban Daniel y Luz. Besitos de Luz, abrazos de Daniel. Llegaron a
casa, se sentaron en la cocina y aceptaron una taza de café de Marinera.
Daniel
dijo:
–Amor,
ya tengo tu cartel y las invitaciones, sólo falta imprimirlas.
–¿Y
la presentación?
–Ya
merito te la tengo lista.
–Oye,
quiero una lona impresa para mis uñas.
–Al
ratito vemos eso.
Marinera
los miró. Quién sabe qué pensaba. Lo más probable es que se retiró por temor a molestar a los
novios. Se acostó desganada aunque no podía dormir. Daniel y Luz solos en la
cocina discutían la lona impresa para las uñas.
Después
de las muestras intensas de cariño, Daniel se marchó a su casa. Luz se sentó en
la cocina y miraba la nada. Marinera pasó por un vaso de agua y al ver a Luz
con su cara de infinita reflexibilidad le preguntó:
–¿Todo
bien?
Luz
solamente respondió:
–Ya
tenemos cerebro comprado.
No
había nada que responder, quedaba todo muy claro.
Por Aouda Frog
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