miércoles, 7 de enero de 2015

Cuenta las estrellas de la espalda de Adelaida

En una Fiesta de la Luna Llena, Augusto se hallaba sentado a un costado del claro contemplando un río de luz a través del baile de Adelaida. Todos los días de fiesta se apostaba en una silla de madera pegada al suelo. Aquella noche Augusto sentía fundir su cuerpo a esa silla; su mente vagaba siguiendo la música.
Si se le miraba se podía comprender la razón de su letargo, más intenso aquella noche que en fiestas anteriores. Por las ranuras de su contemplación asomaba el rescoldo de alguna tristeza de vacío universal. Cuando sus ojos caían en Adelaida, despedían el brillo tan peculiar en ellos, destellos lejanos formados por consuelos de belleza.
Sin moverse un solo instante, entrecerró aquellos ojos en cansado ademán. Es que Adelaida se acercaba. Con cada ritmo, un paso menos hacia el asiento de madera incrustado en la tierra mojada de luz de luna. Cuando la pieza musical se detuvo, Adelaida se arrodilló ante Augusto para ponerse a su altura y extender un puente entre sus ojos. Después de un rato, se retiraron los músicos y las tres niñas vestidas de negro.
Adelaida tenía tatuada la espalda con muchas estrellitas de cinco picos. Una de ellas se iluminó en su hombro con el tacto de Augusto.
−Si me dices cuántas estrellas tengo en la espalda, te daré un sueño especial.
Aquella noche fue de contar estrellas, pues el vestido blanco de Adelaida no cubría su espalda. ¿Cuántos serían sus astros que el chico no terminaba? Acertó al dar su respuesta justo cuando amanecía, y Adelaida lo durmió en la misma silla. Hizo traer muchas fantasías benignas en forma de sueños. Al ratito lo alcanzó para acompañarlo a través de ese conjuro bendito.
No despertaron en todo el día, pues eran felices, pero más alegría sintieron cuando, al anochecer, se notaron uno al lado del otro.
De todos los días de Augusto, ése es el más bello. Cuando el cielo se engalana con luna llena, no puede evitar sentarse al borde del tejado en su casa de ciudad para entregarse a los recuerdos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario